El presidente argentino Javier Milei ha presentado una ambiciosa estrategia energética que busca posicionar al país como un referente global en inteligencia artificial (IA), basándose en el desarrollo de energía nuclear. El eje de este plan es la construcción de reactores nucleares modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), una tecnología emergente que promete ser limpia, escalable y estable.
Reactores modulares: la clave del futuro energético
Los SMR son reactores nucleares transportables que se ensamblan en el lugar de operación. Según el asesor presidencial Demian Reidel, Argentina tiene la oportunidad de ser el primer país en comercializar un SMR, y el tercero en tener uno operativo, después de China y Rusia. El modelo argentino, llamado ACR-300, fue patentado en Estados Unidos por la empresa estatal Invap y está respaldado por un inversor estadounidense aún no revelado.
Aunque Argentina cuenta con importantes reservas energéticas en Vaca Muerta, el gobierno apuesta por los SMR para satisfacer la creciente demanda de energía que traerá la expansión de los centros de datos de IA. Según Reidel, los SMR ofrecen la combinación ideal: energía limpia, estable y escalable.
Conquistar a Silicon Valley
En mayo de 2024, Milei realizó una gira por Silicon Valley, donde se reunió con figuras como Elon Musk, Mark Zuckerberg y Sam Altman para atraer inversiones. Sin embargo, aún no se han concretado acuerdos importantes con gigantes tecnológicos como Google, Microsoft o Amazon.
Mientras tanto, otros países como Estados Unidos ya están invirtiendo fuertemente en SMR, con un reciente anuncio de USD 900 millones para el desarrollo de esta tecnología. Las grandes tecnológicas estadounidenses también están firmando contratos multimillonarios para garantizar energía nuclear que alimente sus centros de datos.
Críticas, escepticismo y desafíos
A pesar del entusiasmo oficial, algunos científicos argentinos dudan de la viabilidad del plan. Adriana Serquis, ex presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), señaló que el ACR-300 “no tiene detalles de ingeniería” y calificó el anuncio como un gesto populista. Además, la construcción del primer SMR aún no comienza en el Complejo Nuclear Atucha, y el gobierno ha recortado drásticamente el presupuesto de la CNEA, lo que paralizó el 85% del proyecto CAREM.
Otros expertos, como Alfredo Caro, exdirector del Centro Atómico Bariloche, defienden el ACR-300 por su diseño basado en componentes comerciales, lo que permitiría un menor costo de construcción.
Fases del plan nuclear
El plan de Milei contempla tres fases:
- Desarrollo y construcción del ACR-300, que se espera esté operativo en cinco años, aunque expertos como el profesor Koroush Shirvan del MIT consideran que ese plazo es poco realista.
- Extracción y exportación de uranio, el principal combustible nuclear.
- Creación de la “Ciudad Nuclear”, un polo de centros de datos en la Patagonia abastecido exclusivamente con energía nuclear.
No obstante, existen múltiples retos: resistencia de los trabajadores (que han hecho huelgas por despidos y bajos salarios), la salida de técnicos especializados y la dependencia actual del país en combustibles fósiles, que representaron el 84% de su consumo energético en 2023, mientras que solo el 2% provino de energía nuclear.
Futuro incierto, pero con potencial
Aunque el proyecto enfrenta críticas, falta de inversiones concretas y desafíos técnicos y laborales, la propuesta de convertir a Argentina en un polo de energía nuclear para la era de la IA representa una visión audaz. Si logra superar los obstáculos, el país podría transformarse en un actor clave en el nuevo orden energético global impulsado por la tecnología.